viernes, 10 de junio de 2016

La edad media, de Leonardo Cano

La edad media: Hiperrealismo inverosímil Valle-inclanesco.

 Mérito. El hecho de compaginar tres tipologías de texto, con sus voces y sus estilos determinados a lo largo de toda la novela tiene mérito. El autor confecciona tres historias entrecruzadas a través del tiempo, usa un estilo característico –coloquial, desenfadado y agresivo–, y elementos como la prosa rítmica –figuras de repetición como el polisíndeton o la repetición de fragmentos a lo largo de la obra – y como la denominación de los personajes a través de iniciales, apellidos o sobrenombres. Se trata de una novela original desde varios puntos de vista: el modo de abordar los temas de un modo tajante, sin rodeos, sin censura y casi con rudeza, la estructura de las tres voces que casi interactúan entre ellas…


Si pudiera definir esta novela, diría que responde a algo así como al hiperrealismo inverosímil. Si bien son términos que contrastan, se le puede encontrar sentido a su unión. Aunque la narración y la descripción son minuciosas, aunque todo lo que se describe puede ser, desde un punto de vista objetivo, real (y puede ocurrir en la vida real, y ocurre),  los temas que se abordan en la novela se presentan hiperbólicos, exagerados. Quiero pensar que este hecho se debe, en gran parte, a mi perspectiva personal de lo que es la adolescencia. Nunca ha habido a mi alrededor una juventud con tanta tendencia al sexo duro, en especial al sexo oral gratuito –que por cierto, en la obra solo las chicas practican con toda predisposición–, a las violaciones sin repercusión ni a las grandes fiestas que destrozan las casas de los padres.


Esta distancia entre la juventud descrita en el libro y la que yo he visto, y junto a la que he crecido, me ha provocado una gran sensación de inverosimilitud. El libro muestra la peor parte de la juventud de los años noventa a través de la deformación de la realidad. Se presenta el sexo como algo sórdido, desnaturalizado y duro, como una herramienta para hacer daño a los demás y para controlar la situación: quizás un modo de sentir que se controla algo, ya que el futuro, que es lo que inquieta a los personajes en todo momento, es incontrolable.


Las conversaciones entre Nachito  –el coso– y Julia –la cosa– aportan dinamismo a la novela, pero pueden llegar a ser enervantes, del mismo modo que la denominación de los personajes, con sus iniciales, apellidos y sobrenombres. Las conversaciones de chat entre Julia e Ignacio son repetitivas, cursis, muestran una relación que siempre aspira a más pero que está totalmente estancada, siempre con sus besitos en la mejilla y planeando un futuro juntos que nunca llega.
Apelando al anteriormente mencionado sexo desnaturalizado y embrutecido, en esta novela es totalmente normal que una chica de dieciocho años se presente en un local a las tantas de la noche, sola, y que mantenga relaciones sexuales con un desconocido a los cinco minutos de haber entrado. También es normal la pederastia, el sexo desenfrenado en los baños de un instituto entre alumnos de dieciséis y diecisiete años. Todo es normal.

Esta visión tan distorsionada, tan deformada e incluso degradante de la juventud nos puede conducir a un estado de malestar que quizás forme parte de una estrategia, que quizás forme parte del objetivo del autor: suscitar emociones, aunque sean negativas. Una novela que es capaz de hacer sentir –ya sea alegría, diversión, o incluso aversión– no es cualquier novela, es arte. Estoy segura de que a través de la deformación de la realidad, que a través de la visión grotesca de la misma –en un marco hiperrealista, de nuevo –, el autor ha tratado de llegar a su esencia, con una clara influencia de la técnica del esperpento de Valle-Inclán:

María Rodríguez Gutiérrez



domingo, 17 de mayo de 2015

INVASIÓN, de David Monteagudo

LA INVASIÓN DE LOS ULTRAMIEDOS
María Rodríguez Gutiérrez

La vida no era real, sino un sueño (pg. 35), dice David Monteagudo en Invasión (CANDAYA), su última novela.
David Monteagudo (1961), originario de Lugo, se trasladó a Cataluña cuando era solo un niño, y allí emprendió, en su madurez,  su trayectoria literaria. Desde el año dos mil nueve, el escritor ha publicado cuatro novelas más, entre las cuales figura Fin, su primer gran éxito, que fue llevado a la gran pantalla por Jorge Torregrossa.
En Invasión, Monteagudo nos presenta a García, un personaje con una vida normal, incluso mediocre, que empieza a sufrir gradualmente alucinaciones en que ve a gigantes, derivadas de, quizás, un brote esquizofrénico. El lector no sabe si el protagonista se encuentra envuelto en una conspiración, o si todo es producto de su imaginación; aunque desde un buen principio, esta última es la interpretación que él mismo acepta, y a partir de la cual tratará de solucionar su problema, con la ayuda de un psiquiatra y una medicación recomendada por este. “La incapacidad para tolerar la ambigüedad es la raíz de todas las neurosis”, dijo Freud. Con esto procuro expresar que  ni siquiera sopesamos que lo que le está ocurriendo a García pueda ser el resultado de las dos posibles interpretaciones que he mencionado anteriormente. Para nosotros y nuestra lógica, solo una es posible.
Una vez introducido el argumento, me propongo desglosar la obra, ayudándome de las impresiones que me ha suscitado, y de las preguntas que han ido surgiéndome a lo largo de la lectura.
La primera pregunta que me hice fue: ¿Se siente este hombre pequeño? ¿Le falta seguridad a su vida? Hay que tener en cuenta que, pese a tener una vida “fácil”, sin problemas de salud, económicos, etc., esta no es del todo satisfactoria. Para empezar, García vive con Mara, una actriz de teatro con quien ha mantenido una relación durante más de diez años. Pese a compartir respeto y una buena coordinación en casa, ambos han perdido aquella conexión que les caracterizaba hace unos años. Ambos han perdido el amor, la luz. García ya no sigue la actividad de Mara como actriz, y Mara, en vez de hablar con su pareja, prefiere mirar la televisión o dejarse entretener por su teléfono móvil. No tienen hijos, la casa es de alquiler, no están casados. ¿Podría ser que, en su subconsciente, como diría Freud, la falta de seguridad, de estabilidad, afecte a García más de lo que él cree, y que ello derive en un hondo complejo de inferioridad, quizás conectado al hecho de no sentir un especial vínculo con ningún ser humano? ¿Podemos pensar que García quiere, sin saberlo, tener amigos íntimos, relaciones de empatía y de confianza, y además, quizás, un trabajo más dinámico? ¿Es posible que él quiera hacerse el fuerte cuando en realidad está pidiendo ayuda a gritos, aun sin saberlo? Un fragmento del libro puede ayudar a considerar esta idea: “Ya veo –dice Marqués-  lo tuyo es el síndrome de Supermán. No creas, es bueno tener fe en uno mismo,  a base de repetirse la misma cosa un montón de veces puede uno llegar a creérsela.  Lo que pasa es que a veces no somos tan fuertes como nos pensamos. A lo mejor, todo esto que te pasa te está avisando de que hay algo que no va bien, algo que tú has negado u ocultado, o de lo que ni siquiera eres consciente” (pg. 27). En fragmentos como este, Monteagudo presenta ideas relacionadas con la psicología psicoanalista, que podemos relacionar con la realidad y la no realidad. Igual que nuestra mente tiene diferentes “zonas ocultas”, por así decirlo, que guardan celosamente nuestra verdad personal, la realidad del mundo tiene otras “zonas” que esconden la verdadera realidad del mundo. Cito ahora la obra La vida es sueño de Calderón de la Barca, en que el protagonista no sabe en qué “zona” se encuentra, si en la ficticia, la que parece ser real casi todo el tiempo, o en la definitivamente auténtica.
Hablamos ahora de las alucinaciones. Como ya he dicho, estas se incrementan de modo gradual. Al principio de la obra, García, que está leyendo y tomando una cerveza en una terraza, percibe a un transeúnte como a un gigante de tres metros. Sorprendido e intranquilo por el hecho de que nadie lo haya visto, necesita un mes entero para deshacerse de la angustia que aquel episodio le ha provocado. Cuando toda ansiedad ha desaparecido, decide contárselo a Marqués, un compañero de trabajo, a quien también explica su segunda alucinación: una pareja de gigantes que pasea a un perro, un animal que le da miedo, también gigante, que se le acerca y le echa el aliento. García percibe el calor y el olor del aliento del can con mucha intensidad, y, como consecuencia, se queda paralizado. Al día siguiente, se pone en contacto con el psiquiatra. Las alucinaciones se vuelven cada vez más recurrentes, y son desencadenadas, a partir de aquí, por situaciones de estrés, de prisa o de miedo. Me pregunté en ese momento de la obra, después de la segunda alucinación, si el protagonista terminará viéndose a sí mismo como a un gigante, expresando así el terror que le provoca su propio interior. Como sabrá todo aquel que haya leído Invasión, al final de la obra, García también pasa a ser un gigante, pero ello no expresa el auto terror, sino más bien el logro de sentirse uno más y de recuperar su seguridad en si mismo.
 Un ejemplo de alucinación desencadenada por el miedo es aquel en que Mara, con quien ha quedado para cenar con el objetivo de explicarle todo lo que está ocurriendo, aparece como un gigante. Nada más verla, aunque sin ser visto por ella, Mara le es percibida como un gigante, y como consecuencia huye a un hotel para pasar la noche. Más adelante, el protagonista se encontrará con jóvenes gigantes que salen de la escuela, con compañeros de oficina gigantes, y, casi al final de la obra, con el cincuenta por ciento de la población transformada en gigantes. Definamos ahora la palabra alucinación: acto de alucinar, o sea, de creer tomar una cosa por otra –según la RAE– , confundirse, desvariar. ¿Pero y si lo que queremos es adaptarlo a las alucinaciones de García? Entonces definimos sus alucinaciones como una distorsión de la realidad, como una deformación de la figura y talla de los seres humanos. No puedo evitar mencionar Luces de Bohemia de Valle Inclán, en que la figura del esperpento es el tema esencial. No obstante, ¿esta deformación de la realidad que padece García, tiene el objetivo de hacerle llegar a la verdadera realidad, igual que la figura del esperpento; o, por otro lado, es solo un problema interno relacionado con sus sinapsis neuronales?
Por otro lado, las alucinaciones siempre se producen en la calle. ¿Por qué nunca en su casa, por qué nunca vio a su pareja como a un gigante en casa? ¿Quizás es un símbolo de aquello que no puede controlar, o de aquello que sabe no conocer completamente, igual que su vida misma? García desea, en su fuero interno, ser dueño de su vida, y por ello teme el descontrol, plasmado aquí con el símbolo de la calle. Él, que lidia una dura batalla contra su desorden mental, lucha por mantener su cordura, y es por eso por lo que está dispuesto a ponerse en manos de un profesional; está decidido a controlar su miedo, a adueñarse de su propia realidad.
¿A qué acude García para mejorar su estado mental? Tenemos varios elementos. Para empezar, destaca la figura del psiquiatra, quien, nada más conocer a García,  transmite seguridad –aquello que tanto le falta– , y buen humor. El despacho del médico está iluminado, y lo primero que le dice es que en sus citas está prohibido pensar en las prisas. Esto nos dice mucho de lo que necesita García: luz, esperanza, fuerza para salir de la ofuscación que de apodera de él; ir sin prisas, no correr, no estresarse –lo que le provoca alucinaciones–.
Por otro lado, es importante también la figura de su tía abuela, una de aquellas personas enérgicas, siempre dispuestas a ayudar. La mujer lo cuida durante unos días, y se cerciora de que coma bien y descanse. El aire puro del pueblo, la comida sana, y la desconexión del mundo real que supone devorar libros a diario, hacen que su estrés y sus miedos desaparezcan. El efecto de las pastillas que le recetó el psiquiatra parece surgir efecto, por lo que García siente que tiene fuerzas para volver al mundo real, o a lo que parece serlo.
No creo que la figura de la tía de García sea insustancial, nada lo es en este libro. Me atrevo a decir que esta mujer representa un puerto seguro en la vida de García, representa aquello que nunca se desmorona, aquello a lo que siente que puede acudir para reponerse. Por tanto, durante los días en que está con ella, no ve ningún gigante, pues no siente miedo, ansiedad, ni prisa.
Por otro lado, el padre de García, de quien se nos dice muy poco, nunca se recuperó de una profunda depresión, tal y como vemos en la conversación entre García y su tía. ¿Sería muy desbaratado decir que, debido a esa depresión de la que tan poco sabemos, García no disfrutara de la seguridad de un padre en su infancia, y que ello desencadenara en una falta de seguridad en sí mismo durante su madurez? Asimismo, percibimos su falta de confianza en sí mismo en actos tales  como no saber arreglárselas para comprar un billete de avión o para instalarse él mismo un televisor. Le falta el componente de la independencia en algunas ocasiones, le falta convicción.
¿Y qué decir de Mara? El psiquiatra nos hace entender, a través de las conclusiones de García, que Mara puede ser el desencadenante de sus problemas mentales. El hombre empieza a oír, cada vez con más frecuencia, alusiones a la altura o al tamaño en general, lo que le hace pensar en sus alucinaciones. “Tu mundo es demasiado pequeño”, le escribe Mara, antes de marcharse de casa.
Una vez comentadas algunas figuras importantes de la obra, tenemos el papel que desempeña la medicación que el psiquiatra receta a García. ¿Por qué esta relentece su organismo, pero, por otro lado, no detiene sus alucinaciones? Si las pastillas no funcionaran en absoluto, tampoco le provocarían efectos secundarios, así que no ponemos en duda su eficacia. ¿Pero por qué no funcionan en él? ¿Es posible que ello signifique que el problema es externo al hombre? Una vez más, Monteagudo nos hace dudar de la raíz del problema. ¿Es él contra el mundo, o el mundo contra él?
Otra cuestión es, ¿por qué hay tantas reformas? Es cierto que parte de esas reformas son percibidas por todo el mundo, pero para García, estas aumentan a diario, de un modo muy rápido. De los edificios cuelgan los tubos amarillos, el color de la alerta, del peligro. El mismo protagonista considera la idea de que su mente relacione las obras con los gigantes, debido a la altura de los edificios y al largo de las hileras de tubos amarillos. Pero las obras y reformas significan muchas más cosas, como el cambio, el desmoronamiento, la rotura, la caída, el ruido, el desorden…muchas de las cosas que padece el personaje. Monteagudo ha creado infinidad de símbolos que poder relacionar con el protagonista.
En la oficina de su mediocre empleo, las mesas están siendo substituidas por otras más altas a medida que los trabajadores aparecen como gigantes. En la calle, los coches grandes, como furgonetas y todoterrenos, proliferan como enormes insectos kafkianos que le recuerdan constantemente que todo está aumentando de tamaño. En los restaurantes, la gente elige los asientos más altos. En la ciudad, todo el mundo está haciendo reformas, eliminando falsos techos, ampliando puertas. ¿Es ello un símbolo del cambio del mundo, del cambio de las personas? ¿Teme el protagonista quedarse atrás, sentirse solo, sentirse diferente, marginado?
Llegando ya al final de la obra, la desesperación de García es marcada. Empieza a perder los estribos cuando, en el trabajo, todo el mundo le trata de un modo diferente. Se ríen de él, lo marginan. La mayoría son gigantes, buena parte del mundo ha cambiado ya, pero él sigue siendo el mismo, y ello le provoca angustia. En la charcutería, en donde se siente oprimido tanto física como mentalmente, los clientes y los trabajadores son gigantes. El mismo mostrador es gigante, y nadie le ve, nadie lo percibe. Mientras el mundo ha cambiado, él se ha quedado pequeño. Ya no hay remedio, todo se ha descontrolado, ha sucumbido a las supuestas alucinaciones, que en varios momentos había creído poder soportar. Su mundo ha sufrido una invasión cuyo desencadenante no han sido unas vainas extraterrestres que convierten a las personas en seres sin emociones, sino sus propios temores e inseguridades, que le han convertido a él mismo en algo insignificante.
Después de haber pasado el estrés más intenso que se describe en toda la obra, después de haberlo pasado más mal, García vuelve a la normalidad. Sus tareas en la oficina son ahora más importantes, gana más dinero, mejora su autoestima. Ha dado el salto de la mediocridad a la notabilidad, ha pasado del aburrido gris al blanco, luminoso y expandido. García ya no es un hombrecito en un mundo de gigantes, García es ahora un gigante, se ha incorporado en el nuevo modo de vida, ha dejado atrás sus miedos e inseguridades. Las obras han terminado, todo el mundo se muestra de nuevo amable con él.
Para concluir este escrito, no puedo evitar decir que, a modo personal, me parece muy interesante el psicoanálisis, y en general, los límites entre la ficción y la realidad. He disfrutado muchísimo de esta lectura, en la que he apreciado tantas referencias y símbolos. Quiero felicitar efusivamente a David Monteagudo por haber escrito una obra tan rica que me ha dado tanto en qué pensar.


lunes, 16 de marzo de 2015

Libro 5: EL GRADUADO , de Charles Webb



“El graduado” (1963) es una novela escrita por Charles Webb, que trata la historia de un adolescente que es seducido por una mujer madura. Este affaire desencadenará una serie de problemas que afectarán tanto a la familia de Ben, el protagonista, como a la familia de Mrs. Robinson. La lectura es rápida y muy activa, debido a la gran cantidad de diálogos y a las escasas descripciones. En esta entrada trataré aspectos del libro que pueden considerarse “spoiler”, basados en mis propias impresiones. Además de todo esto,  “El graduado” fue llevada al cine cuatro años después de la publicación de la novela. Dustin Hoffman, a quien habréis visto en “El perfume” o en “Sleepers”, encarnó al protagonista.
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1. Personajes
En “El graduado” tenemos a dos personajes clave: Benjamin o Ben Braddock y  Mrs. Robinson. El primero es el hijo adolescente de la familia Braddock, y la segunda es la mujer de un socio del padre de Ben. Los Robinson tienen una hija, Elaine.
En la fiesta de graduación de Ben, aunque se encuentra bastante confuso y preocupado a cerca de su futuro, Mrs. Robinson se las apaña para hacer que la acompañe a su casa. Aprovechando que están a solas, la mujer empieza el juego de seducción. No obstante, Ben queda absolutamente escandalizado, y, nervioso, parte hacia su casa; no antes de que Mrs. Robinson se declare “a su completa disposición”. Aunque Ben se marche en esta ocasión sin darle una respuesta, más adelante la telefoneará y se encontrarán durante meses, casi a diario, en un hotel. Aquí empieza la deshumanización del personaje, que a partir de aquí no distinguirá el bien del mal.  
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Aunque hablaremos con más detalle de Ben más tarde, por el momento podemos describirlo como un chico perdido en la vida y con un carácter descortés y desganado, aunque a veces impulsivo. Toma decisiones precipitadamente, lo que nos lleva a verle como a alguien sin juicio. Todo esto nos resulta extraño puesto que el muchacho cuenta con una inteligencia excepcional: Ben ha pasado los últimos años estudiando en centros tan prestigiosos como Hardvard y en Yale, y además ha recibido numerosos reconocimientos académicos. Tristemente, después de todo esto, Ben se da cuenta de que lo que le espera no es el tipo de vida que quiere.
Por otro lado, Mrs. Robinson es una mujer madura, aburridamente casada y con una hija. No se nos describe su tipo de relación. La podemos describir como a una mujer calculadora, manipuladora y muy hermosa. No obstante, pese a que el matrimonio Robinson intenta mostrar normalidad, se muestra fría con su marido. Gracias a los diálogos, vemos que se trata de alguien perspicaz, ya que siempre que algo no le agrada, termina encontrando un modo de obtener lo que quiere.
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Una vez presentados los dos personajes principales, damos  paso a la hija de los Robinson:  Elaine, una muchacha de la misma edad que Ben -20 o 21- , de carácter apacible, inocente y dulce. Personalmente, la veo como el blanco al que afectan todas las malas acciones y decisiones de Ben.
2.  Utilidad nula de las descripciones


Como hemos dicho con anterioridad, este libro presenta muchísimo diálogo y pocas descripciones del narrador, que es observador y en tercera persona. Mientras leía, he tenido la sensación de que esas escasas descripciones fueron escritas “para rellenar”. Me explicaré. Cuando leemos un libro con muchas descripciones, podemos considerar que eso forma parte de su naturaleza. Pero cuando leemos una novela con pocos detalles, cuando aparece uno, esperamos que su inclusión tenga un objetivo. Yo, personalmente, no he podido apreciar ese objetivo, y esto me hace pensar que el autor no supo mostrar al lector los detalles significativos.
Los diálogos otorgan velocidad a los eventos. La lectura es increíblemente rápida y fácil de entender. Así pues, no hay ningún elemento que presente dificultad, como mensajes ocultos o metáforas.


3. La relación entre Ben y Elaine.


Seguidamente ofrecemos una ampliación de dos de los personajes: Ben y Elaine.
Ben, el personaje principal, tiene un carácter difícil. Completamente descontrolado desde que mantiene relaciones sexuales, a escondidas, con Mrs. Robinson, está dejando perder su vida y su tiempo. Cada vez bebe, fuma y duerme más, y lo único que sabe hacer es ver la televisión y echarse sobre el colchón hinchable de la piscina. Uno espera que a lo largo de la lectura, su visión del mundo y sus modales mejoren, ya que al principio de la novela se nos hace entender que Ben pasa solo por un momento, transitorio, complicado en el que no sabe hacia dónde dirigir su vida. No obstante, podríamos considerarlo un personaje llano, debido a que ni su carácter impulsivo ni sus pésimos modales han cambiado al final de la obra. Es descortés y desagradecido con sus padres, que están muy preocupados por él; trata de modo infame a Elaine nada más salir con ella, y por lo general, habla con los personajes secundarios con un tono imperativo y de superioridad. No me ha sido posible sentir simpatía por Ben, aunque he estado esperando que tal sentimiento me llegara a medida que avanzaba la lectura.

Por otro lado tenemos a Elaine y a su personalidad débil y manipulable. Podría ser que Elaine fuera manipulable precisamente porque su madre es manipuladora. Los padres de Elaine y los de Ben son amigos de toda la vida, pero los dos jóvenes no se habían visto desde el instituto, hacía cosa de cinco años. Siendo vecinos y amigos, ambas familias están deseando que sus hijos salgan juntos, ya que consideran a Ben un intelectual, y por lo tanto, un hombre de provecho. Es por esto por lo que los padres de Ben le obligan a invitar a salir a la muchacha. En la primera parte de la cita, Ben, que no tiene ganas de salir con ella, entre otras cosas, termina por provocar el llanto de Elaine en un local de striptease. Solo a partir de ahí se da cuenta de lo mal que la está tratando, cosa que ella no merece de ninguna de las maneras. El hecho de que el llanto de la chica sea lo único que le haga ver lo ruin de sus actos me parece de lo más desesperante.
A partir de esa noche, por arte de magia, Ben dice enamorarse de Elaine, lo que nos muestra de nuevo la impulsividad del muchacho. Desde entonces, Ben la persigue, aún y sabiendo que Mrs. Robinson, quizás por celos,  desaprueba que salgan juntos.
Conectando con el tema de la personalidad de Elaine, interpreto que algo en ella la lleva a sentirse atraída por Ben, pese a su modo de ser, pese a sus modales, pese a todo lo que pasan cuando la aventura de su madre sale a la luz. Entiendo, pues, a Elaine como una chica frágil que se deja llevar por un muchacho con no demasiados aspectos positivos, que además la arranca de un matrimonio que podría haber sido muy agradable.Aunque en la novela no se nos habla del chico con el que Elaine iba a casarse, Carl, se nos presenta brevemente como un chico agradable y muy feliz de salir con ella.
Quizás ella quiere ver en Ben esos aspectos positivos que nosotros, los lectores, no percibimos.


4.La familia americana de los años 60


Como tema secundario, antes de comentar el final, tenemos la imagen que se nos presenta en la novela de la típica familia americana. Un cabeza de familia, empresario, comprensivo con sus hijos; una madre servicial que se pasa el día en la cocina, un hijo rebelde, pero una hija dulce y sumisa. Las casas en las que viven son enormes, tienen vecinos agradables, y todos conducen buenos coches. Este sería un resumen de la imagen que nos muestra el autor, que no difiere demasiado de la imagen de la familia americana que se nos ofrece en muchas otras novelas y películas.


5. El final



El final queda abierto. En la boda de Elaine y Carl, organizada de un modo precipitadísimo (los padres de Elaine se la llevan de la escuela y preparan a toda prisa el enlace, para que a Ben no le dé tiempo a llegar) , y a la que Ben llega por los pelos, este termina por llevarse corriendo a la novia, dejando a toda la iglesia desconcertada.
A continuación y a toda prisa, los dos  suben a un autobús , y nos dejan lo que sigue para la imaginación. Solo sabemos que la chica se ha dejado llevar por alguien que no sabe si la amará y con quien no sabe si será feliz. Si nos fijamos en sus diálogos, en ellos predominan las medias respuestas de Ben. Nunca han hablado de un modo completamente sincero, nunca han estado más de tres horas juntos. No se conocen, pero aun así, se escapan juntos, bajo la promesa de Ben de encontrar trabajo como maestro y mantener a la muchacha.

Así pues, podemos interpretar el comportamiento final de Elaine de dos modos: en la primera, la chica decide seguir su corazón y arriesgarse con valentía. En la segunda interpretación, la muchacha acaba de tirarlo todo por la borda habiendo accedido a marcharse con un hombre de difícil carácter.

martes, 22 de julio de 2014

Libro 4: AUTOPSIA , de Miguel Serrano Larraz

         
Tiempo granulado


          El primer libro que he leído este verano, en mayor parte en el tren,  es Autopsia, de Miguel Serrano Larraz. El libro, publicado por la selectiva editorial Candaya, data el año 2013, y narra los recuerdos y pensamientos del protagonista, un joven zaragozano, de un modo natural y realista.

        
¿Qué me llevó a querer leer Autopsia


Debo decir que he cogido este libro con muchas más ganas que otros libros que haya leído en los últimos diez meses. He terminado bachillerato con la sensación de haber hecho bien las cosas, de haberle sacado partido a mis horas. El caso es que durante el curso casi no he tenido tiempo para leer libros escogidos por mí. Debido al programa de selectividad, he tenido que seguir muchas lecturas de varias asignaturas a la vez, cosa que ya me ha costado bastante. Pero una vez terminadas las pruebas de acceso a la universidad, pude coger Autopsia con la sensación de tener todo el tiempo del mundo. ¡Fuera la sensación de obligación! A leer por amor, a leer por gusto. ¡A leer porque sí, porque me da la gana!



         También es importante el hecho de haber conocido al autor, a Miguel Serrano. En algún punto del primer trimestre, mi profesora de literatura castellana, Olga, vino muy contenta a clase y nos dijo “Tengo una sorpresa para vosotros.” Poco antes de que “la sorpresa” llegara, nos dijo que se trataba de un escritor, y que podríamos hablar con él. Me brillaron los ojos. De pronto, una euforia atravesó mi cuerpo, y no pude dejar de sonreír para mí misma. Ya me han dicho varias personas que veces me emociono “demasiado” para su gusto. ¿Pero qué sería de mí sin la ilusión por las pequeñas cosas? ¿Se estará expandiendo una indiferencia general entre los adolescentes?

          Me importó poco que casi nadie compartiera aquella sensación. Es curioso (o evidente que alguien ha estado huyendo de las matemáticas) que en mi antigua clase, todos “de letras”, solo fuéramos dos chicas las que nos interesamos por la escritura.

         Bien. Punto y final. Como este es mi blog fantasma, me he permitido hacer una introducción bastante personal y quizás algo extensa. Ahora hablaré del libro.
        
         No pienso comenzar este escrito del modo típico. Así que empezaré por aquí: Tenemos a dos Migueles. Por un lado, al Miguel escritor, tierno, dulce, aparentemente o inicialmente tímido. Ha publicado tanto narrativa como poesía. Este libro, Autopsia, ha sorprendido a jóvenes y adultos, y ha lanzado al escritor zaragozano a la fama literaria. Por otro lado tenemos al Miguel arrepentido y reflexivo, el protagonista de la obra. Mientras uno va leyendo, es inevitable preguntarse qué grado de realidad  hay en la novela. Me gusta la idea de que suceda esto. En un futuro, yo misma quiero ser escritora, y me pregunto si mis lectores se preguntarán qué es real o no de mis novelas, y si me juzgarán por ello.

         El Miguel de la obra va pasando, de capítulo en capítulo, por varios momentos de su vida. Con el denominador común de la violencia, recorre su infancia (Laura Buey), su adolescencia (palizas callejeras) y su llegada a la madurez (muertes). Los capítulos no siguen un orden cronológico, sino que se van alternando. Debo reconocer que al comenzar el libro me sentía un poco desorientada, hasta que me introduje en la historia y empecé a reconocer a los personajes.

         El estilo de Miguel Serrano es natural, espontáneo. La lectura es comparable al propio pensamiento. Las palabras fluyen, caen, lo que hace que la lectura no se vuelva tediosa. Da la sensación de estar en la mente de un hombre cuyas ideas se entrecruzan. ¿Acaso nuestros pensamientos siguen un orden lógico o lineal? Los recuerdos del protagonista se desglosan en la obra, y nos reta a que sepamos relacionarlos y a encontrarles su punto común: la violencia.

          Además de la naturalidad, me siento tentada a describir la obra como hiperrealista. Sé que el término “hiperrealismo” se aplica a la pintura por encima de todo. En este caso, la pintura es la imaginación, pero el lienzo es la tierra, el mundo real. Pero, habiendo leído obras realistas, Autopsia me parece dar un paso más allá. Me ha dado la sensación de leer por primera vez un libro que parte de una realidad más verídica que la realidad en la que creo vivir.  Mi profesora de literatura siempre dice que la ficción siempre parte de la realidad. Miguel Serrano ha inventado situaciones, nombres, datos en Autopsia. Basa este conjunto innovador en lo real, lo que me hace pensar que el libro, hecho de papel, pone los pies en la tierra más que yo misma, que soy de carne y hueso. 


        
          Aunque en la contraportada está escrito que Miguel es “un joven obsesionado por una oscura acción de su pasado: el acoso a una compañera de colegio, Laura Buey [...]”, no creo que ese sea el eje central. Es más, lo más probable es que no haya un eje central. Tampoco creo que la obra trate el arrepentimiento de Miguel por haber hecho bullying a una muchacha en la escuela, ni la importancia por haber sido golpeado por un grupo de skinheads. Tampoco creo que trate las emociones provocadas por la distanciación con sus padres, o por haber cortado con su novia de toda la vida. Creo  que esta serie de situaciones son herramientas para un fin que ni el mismo autor tenía claro al inicio de la redacción. No puedo adivinar el objetivo de Autopsia, pero sí que puedo hablar de la reacción que me ha causado a mí; una simple estudiante con mucha vida y con mucha literatura por delante. Miguel, la impresión que ha causado tu libro sobre  una simple estudiante con mucha vida y con mucha literatura por delante es esta: me gusta que no lo des todo masticado. Vas dejando información. Un poco allí, un poco allá. Eres selectivo y gradual. El lector debe estar atento, ligar cabos, pensar, recordar. Eso es exactamente lo que has hecho tú mismo a lo largo de la redacción de tu obra: pensar y recordar. Te diría que también inventar, pero digamos que el hecho de recordar ya tiene su punto de imaginación.  Por otro lado, has apaciguado mi “miedo” a las descripciones, debido a haber leído en mayor parte libros con diálogos constantes.

         He de decir que el último capítulo, el 76 me ha hecho pensar en el paso del tiempo.
 “Yo ya no soy ese niño sino el adulto que trata de captar ese momento, de recordarlo o recuperarlo.” /  “Todo se desvanece”.

         También he pensado en las muertes. En Sara Rodríguez, en Hans. En la cena de antiguos alumnos y sus cambios. He recordado una escena real que viví, muy parecida a la escena de la novela en la que, en aquella misma cena, uno de los ex alumnos echa a llorar, y todas las mujeres se le acercan para consolarlo. He vuelto a ver la hipocresía de aquellas personas que tratan de consolar a alguien vulnerable por el mero hecho de ser consideradas “buenas personas”. Los consuelos se reciben de la gente que te quiere. El que no te quiere, trata de convencerse de que consolándote será mejor persona, pero eso solo acrecienta y alimenta su egolatría.

         En menor grado, con la lectura de la última página, pienso en el karma, en la cosecha.

“Vuelven a pasar a nuestro lado y esta vez Pilar lanza un codo hacia mí y me golpea en la espalda. No me hace daño, pero me siento humillado, vulnerable.”

         El elemento descriptivo, aunque pesado en otras novelas que he leído,  me parece muy interesante en esta obra. Al principio debí desacostumbrarme de una lectura llena de diálogos. Pero pronto descubrí que la descripción de situaciones aparentemente triviales son los granos de arena del reloj del tiempo de Miguel. Estas situaciones configuran el paso del tiempo del protagonista,  y causan inquietudes y preguntas en el lector. ¿Quién era exactamente la Niña Muelle? ¿A qué viene su nombre, y el de Mensajero? ¿Llegó a creer Miguel a Juan Luis? Es más, ¿es Juan Luis el prototipo del fracasado en la obra; mientras que Hans es el ganador glorificado? Miguel sería el tipo que observa, recibe y vampiriza. ¿Hay un objetivo oculto en el hecho de dar información inacabada? Me gustan las dudas, Miguel.

         A modo de breve conclusión, diré que este libro me ha aportado un mayor grado de realismo en mi propio mundo real. Ha sido una buena lectura, una buena experiencia que pienso repetir en unos años para comparar mis impresiones actuales con las futuras.

         Veo que para ser un buen escritor, no es necesario maquillar las palabras ni hacer que la lectura sea bella, sino que lo importante es que al abrir un libro, se abran nuestras mentes.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Canción 11: Pisando flores - Ara Malikian

           La verdad es que no tengo muchos conocimientos a cerca de la música clásica. A veces es bueno aceptar que no somos expertos en algo y no ser pedantes.  Pero sé cuando algo suena bien.Y Ara Malikian suena MUY bien.

          Pequeña historia de infancia: Cuando yo cursaba  primero de la ESO, fuimos a ver a Ara Malikian con su grupo, "Pagagnini", al teatro "Cal Bolet" de Vilafranca, que es donde está mi antiguo instituto. Nos gustó, pero casi nadie le hizo mucho caso, al igual que siempre que íbamos obligatoriamente al teatro. Ofrécele un caramelo a un niño, y lo más seguro es que se lo coma gustosamente. Pero oblígale a comérse más de uno, más de un día, y todo el placer desaparecerá.  Recuerdo que incluso hicimos un trabajo(uno de mis primeros trabajos a ordenador, que por entonces aún no estaban de moda usar en la educación).

           Pasados unos años de ni siquiera pensar en él una vez más, por la simple razón de no haberle dado importancia a una de las muchas salidas al teatro del instituto,  me he encontrado con su música en CatMusic, (la cadena de música clásica de la radio) . Ara Malikian.  Automáticamente me he acordado de él. Ha despertado en mí un interés repentino, y he buscado canciones del artista armenio en Youtube. Y esta, Pisando flores, es de las que más me gustan, junto a, quizás, Tango. ¡Espero que la disfrutéis!

Para situaros un poco : Ara Malikian es un violinista armenio que nació en el 68. Dio su primer concierto importante con 12 años; y a los 14, el director de orquesta Hans Herbert-Jöris le escuchó y consiguió para él una beca del Gobierno alemán para cursar estudios en la Hochschule für Musik und Theater Hannover. Allí todo empezó, y entonces este hombre empezó a sorprender más y más al mundo. Como no quiero aburriros, no os pongo más fragmentos de la Wikipedia y os ofrezco el link de la canción.


Bueno, pues espero que os guste tanto como a mí. ¡Hasta la próxima!

sábado, 15 de septiembre de 2012

Canción 10: Heart's a mess - Gotye

          Hoy os voy a presentar a Gotye, un cantante y autor belga-australiano. Estoy segura de que lo habréis oído junto a Kimbra en Somebody that I used to know. Es una canción peculiar que nos gusta - a algunos-  porque tiene un toque distinto, quizás bohemio. 
          No os voy a hablar de esa canción en particular, sino de otra: Heart's a mess. He estado escuchando varias canciones de Gotye, y la verdad es que me encantan todas por su peculiar estilo y originalidad. Muchas de ellas están rodeadas por una atmósfera extraña, algo inquitetante, y ello crea en mí mucha curiosidad.  Os dejo un trozo de la letra:



You've lost (too much love) 
to fear, doubt, and distrust (not enough)
You just threw away the key (to your heart)
You don't get burned ('cause nothing gets through)
It makes it easier (easier on you)
That much more difficult for me
To make you see

Love ain't fair
So there you are, my love

Your heart's a mess
You won't admit to it
It makes no sense
But I'm desperate to connect
And you can't live like this.


            Si queréis escuchar algo diferente a todo lo que se maquina por las radios últimamente, escuchad canciones como Easy way out, Coming back, Smoke and mirror, ¡ y muchas más de las suyas! Os harán entrar en una especie de trance, os parecerá no estar donde estáis ni en el año en el que estáis. Cerrad los ojos.




viernes, 27 de julio de 2012

Canción 9: A mother's son - Europe

          A mother's son es una canción preciosa del album Secret Society (mi favorito)  de la banda de hard rock sueco Europe. Europe fue muy famosa en los años 80 gracias a su "The final countdown", (álias canción rockera de la ONCE).

         Desde la primera vez que la oí me pareció conmovedora. Algo entró en mí. Tiene un aire melancólico, triste, pero a la vez bonito. Esta canción transmite amor. La letra me da mucho en que pensar a cerca de la figura materna en todos nosotros, y en su importancia.  Muchas veces digo que hay artistas (muy pocos) que son, de algún modo, poetas que musican sus letras. Ved y sentid: 

Joey Tempest, de Europe

There's a light, a different kind of light
When we close, we close our eyes
There's a place, a distant kind of place
We can't let go, just can't let go

There's a faith, a stronger kind of faith
It makes you try, just a little harder
There's a time, a lonely kind of time
When you know, you simply know

That you just can't fake it

A mother's son knows he never walks alone
No matter what he's become
Hard as he tries, he can never give it back
Life's too short, for a mother's son

There's a rage, a silent kind of rage
It makes you live out on the edge
There's a pain, a different kind of pain
Knowing time will change everything

You just can't fake it


          He subrayado frases que me parecen muy significativas. El amor de una madre hacia su hijo es una de las cosas más preciadas que este puede obtener de la vida. Es un amor muy difícil de romper o estropear. Pase lo que pase, ella siempre lo amará. Por mucho que cambie, siempre será su hijo.

          Espero que después de haberla esucuchado os acerquéis a vuestra madre y le déis algún indicio de vuestro amor por ella. No suelo escribir cosas tan tiernas, pero solo hay que oír la canción para volverse de barro.



PD: No esperéis al día de la madre para hacerle un regalo. Haced que se sienta especial. Queredla.


miércoles, 23 de mayo de 2012

Canción 8: No light, no light - Florence and the Machine

           El sonido de Florence and the Machine es distinto a todo lo que jamás haya oído. Es su voz: dulce, vibrante y potente.


           ¿No os pasa que cuando oís un grupo de un determinado estilo de música os parece exactamente igual a otros muchos? Solo se salvan los cantantes con voces peculiares, distintas: Freddie Mercury, Kurt Cobain, Klaus Meine (Scorpions)...ellos son buenos ejemplos de cantantes con voces únicas e inigualables. 

          Pues habiendo escuchado a Florence he pensado que no podría confundirla nunca con nadie. Y no son las canciones en particular lo que me llama más la atención , sino su voz. Creo que esta chica tiene una voz muy potente, y que la acompaña con una base perfecta. Combinados estos dos puntos, el resultado puede dejarnos anonadados.
                                       
Esta es Flo.
                                               


          Os quiero enseñar una canción. Modo de empleo: Escucharla a todo volumen, y sentir la vibración en vuestro cuerpo. 






Os dejo un trozo de la letra, por si os apetece leer de qué habla. Os puede impresionar que muchas de sus letras pueden aplicarse a vuestra misma vida.



You are the hole in my head
You are the space in my bed
You are the silence in between what I thought
And what I said

You are the night time fear
You are the morning
When it’s clear
When, it’s over you’ll start

You’re my head
You’re my heart

No light, no light in your bright blue eyes
I never knew daylight could be so violent
A revelation in the light of day

                                     You can’t choose what stays and what fades away
                                     And I’d do anything to make you stay






lunes, 14 de mayo de 2012

Película 5:Orgullo y prejuicio

         Últimamente me cuesta encontrar una película que me enganche desde el principio. Esta en particular lo hizo. Debo decir que me encantan las películas basadas en el siglo XIX. No es que haya estudiado especialmente la época, pero me gusta ver las costumbres, la estética, el modo de vida. Ya lo dicen: aquello diferente a nosotros nos atraerá mucho, o nos producirá aversión.


         Así pues, desde que le di al play  me gustó. El ambiente, los personajes, todo. Quise terminarla pese a tener clase al día siguiente...por la mañana quise morir, ¡pero valió la pena!



         Orgullo y prejuicio (2005) está basada en la novela con el mismo nombre (1813)  de Jane Austen. Después de ver la película, leí el libro en poco más de dos semanas, en primero de bachiller (hacía exactamente discientos años desde la primera publicación del libro), y me pareció muy atrayente. El léxico es asequible, pese a la lejanía de la época.   

          Los personajes principales están interpretados por Keira Knightley (que sale en Piratas del caribe, en la Duquesa y es la imagen de la marca Channel)  y Matthew Macfayden (un Funeral de muerte, Little dorrit). 
Keira Knightley







Mathey Macfayden
          La historia trata principalmente a Elizabeth y el Sr.Darcy, y su difícil relación.         
       
          Unas circunstancias adversas nos harán preguntarnos durante toda la historia cómo podrá solucionarse cada uno de los conflictos. Los malentendidos, la falta de comunicación, y  los problemas entre clases sociales son puntos importantes en Orgullo y prejuicio. Lo que quizás atrae más de la historia son los caracteres, tan diferentes y comunes a la vez, de los dos personajes principales. El conflicto nos hará seguir hasta solucionarse.